Un día por tierras de Segovia













Nos dijeron que camináramos despacio y sin hacer mucho ruido para que no se inquietaran demasiado.
No siempre lo conseguimos y entonces se formaba un remolino tremendo.
 Pero ahí los tenéis, disfrutando del campo abierto, entrando y saliendo cuando quieren. Una vida de pollo como dios manda, como las de antes.
No hay prisa por que crezcan y engorden. No hay prisa por llevarlos al matadero.
Sobre todo eso... no hay prisa.




































Hemos venido a ver dónde se fabrican esos huevos de corral que ya forman parte habitual de nuestras despensas. Y nos hemos encontrado con corrales como campos de futbol, abiertos a un cielo inmenso donde vuelan con sigilo los ultraligeros.
Aquí todo es amplitud. ¿Quién se acuerda de esas naves estrechas abarrotadas de gallinas, poniendo sin descanso noche y día? Aquí, por el contrario, parecen estar en perpetuas vacaciones: duermen, comen, se pasean, se hartan de sol y de aire libre y en lo ratos libres ponen sus huevos de oro.
Ahí está la diferencia

























Nos puso toda la carne en el asador.
No sólo en la comida - que tuvimos hasta hartarnos – sino también en la visita a  su ganado en la montaña, explicándonos su trabajo, sus problemas, sus denuncias, llamando a voz en grito a “Bombonera”,  o persiguiendo a las vacas que escaparon monte abajo…

Nos llevamos la impresión de alguien que cree en lo que hace, que lleva toda la vida luchando y que habla alto y claro de aquello con lo que no está de acuerdo.

Todo un chorro de bravura y de carne jugosa en plena sierra segoviana.









 








   



Les hemos preguntado cómo les ven los demás agricultores de la zona. Y nos han contestado que como las personas normales que son, no como gente rara. Y aunque no entienden muy bien su manera de trabajar e incluso les puede parecer un sinsentido, la respetan, porque saben que su producción se vende en el extranjero y que han ganado varios premios.

Y es que producir ecológico es algo a lo que puede dedicarse gente totalmente normal, pero quizá algún día llegue a convertirse también en la manera normal de producir. En la manera realmente lógica y sensata si de verdad nos importa nuestro medio ambiente, nuestra salud y nuestra economía.

Mientras llega ese día Ecomanjar puede ser un ejemplo que anime a muchos de sus vecinos a dar el paso que ellos dieron, como les puede sucede a muchos otros productores ecológicos que, hoy por hoy, son islotes en medio de la geografía ¡Ójala!

 









2 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho ver las fotos de la excursión (aunque al principio no sabia como) hay que poner un enlace en la web de ecogermen, enhorabuena.
    Vicente

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  2. muchas gracias por éste reportaje. no se pueden tener más garantías y pruebas de que son productores y productos de fiar, y en un escenario limpio y puro.

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